Para cualquiera que tenga dos dedos de frente y un poco de temor de Dios, y de amor a la Iglesia, lo que está pronto a suceder en la secta de Molinari es una barbaridad, un crimen atrox contra el Primer Mandamiento de la Ley de Dios.
El Obispo Mark Anthony Pivarunas ya se deslindó, y ahora también lo hace el Obispo azteca Martín Dávila.
Pero por desgracia, si algo nos ha enseñado la historia de la moderna secta sedevacantista, es que no importa el Derecho Canónico, ni la Tradición de la Iglesia, ni el sentido común, ni el buen gusto, ni la prudencia, ni el decoro, ni el temor de Dios, ni el amor a la Iglesia. Cuando un obispillo decide hacer algo contra-natura, no hay poder humano que lo haga cambiar de opinión.
Recordemos las ordenaciones de Juan José Squetino Schatenhoffer cuando consagró a los desviados y estafadores de los chilenos Lillo e Ibacache. Tampoco pasó nada cuando le impugnaron la consagración del indocto de Merardo Loya.
Tampoco las críticas detuvieron al mismo Squetino de consagrar al español José Ramón González Cipitria, a pesar de todos los argumentos en contra. Y luego éste sin el menor rubor se fue con el farsante de Pablo de Rojas. Y finalmente fue vuelto a consagrar por Aonzo. Un kilombo.
Ni qué decir de la "reconsagración" (whatever that mean) del ex monje capuchino, ex padre prior, ex obispo, ex motoquero, ex parrillero, ex casado con una viuda de Julio Edmundo Aonzo de Salvo.
El mismo monseñor Williamson no escuchó razones a la hora de imponerle las manos como cura al horrendo de Rodrigo da Silva.
Y así la lista sigue y sigue y sigue...
¡ Kyrie Eleison !
Así es. Un despelote total. No hay verguenza ni miedo al ridículo en esta panda de vividores.
ResponderEliminarJa, ja, ja... de qué le sirve desligarse del dueto Espina al laxo y errático de Pivarunas si conmina a sus efebos asistir a las misas Una Cum? quizá su maestro y ordenante, monseñor Carmona, se levante del sepulcro a imponerle las manos a Juliancito (ya que dicen los acapulcanos que está incorrupto) y en ese mismo acto conmemore a Bergoglio (una cum famulo tuo Papa nostro FRANCIS)!
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